viernes, 6 de marzo de 2015

25 AÑOS. BARRANCO BARICOLLA

Alguno tenía que salir rana. Pero rana rana. El nuestro fue Baricolla. Y de qué manera. Ni lo pusimos en la guía de 1991, ni mención. No había nada que salvar. Nunca hice ningún croquis. Solo me atreví a referenciarlo en Sierras de Piedra y Agua, por aquello de no dejar (casi) nada en el tintero.



Y eso que es evidente, en mapas y fotos aéreas. Pero...


IZQUIERDA. En esta ortofoto del SITAR aparece con claridad.
El conocido Fornocal cruza la foto de izquierda a derecha, inconfundible. El punto rojo es el Barranco Baricolla. El naranja es el de Sarratanas (ver aquí) y el rosa Malpaso (ver aquí), entre ambos se distingue el puente de la carretera. El punto azul es la cima de Cunarda.
DERECHA. El mismo lugar extraído del libro.


La doble flecha roja señala el tramo final del Barranco Baricolla. La doble flecha rosa es el Fornocal y la naranja señala el conocido Portal de la Cunarda.


Y este es su final (doble flecha roja) desde el camino que lleva al Portal. La rosa es el Fornocal.



Ignorantes del resultado de nuestras pesquisas, Fernando Biarge, Helga y Arno Zindel y Enrique Salamero efectuamos el 6 de marzo de 1990 el primer descenso del Barranco Barricolla. Un mes antes, el 7 de febrero, cuando bajamos Malpaso, ya veníamos buscándolo (ver en agenda aquí).

Ya antes de acabarlo y desembocar en el Fornocal (por el que continuaríamos aguas abajo) habíamos decidido, al menos en nuestro fuero interno, no volver más. Recuerdo un rápel efectuado literalmente por en medio de las zarzas. Lo único despejado que encontramos fue el vértice geodésico de la Cunarda...
Las dos fotos siguientes ilustran lo dicho:


A la izquierda se ve el cauce en el punto que lo atraviesa el camino que lleva al Portal de la Cunarda (entonces aún no se había limpiado): habla por si solo.
A la derecha aparece el tramo central. No engaña, el cauce es igual (o peor).

En fin, mucho texto y fotos para nada. Que a nadie se le ocurra entrar. Es mucho mejor ver el entorno desde el camino del Portal. Lo mejor de todo, paisaje exterior a parte, fue la compañía. Siempre han sido felices los momentos compartidos con la familia Zindel.

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