Es la segunda vez que venimos a escalar las cimas de Halharisès. Esta vez habíamos planeado subir al Pic Central, pero las circunstancias (el hombro que inesperadamente vuelve a quejarse) nos dirigen al Grand Pic. Pensábamos que su Arista Este ofrecería menos exigencias así como su bajada. La guía Ollivier (Pyrénées Centrales IV) con su muy lacónica descripción parecía darlo a entender.
Esta fue nuestra aproximación tras desistir de la cresta del Pic Central. Pensamos que es la mejor.
Subida y bajada la montaña, nos vuelve a sorprender (una vez más aunque cada vez menos) cómo el Pirineo abunda en itinerarios fáciles de escalar pero que siguen o ignorados o muy desdeñados en las guías.
Las publicaciones modernas suelen pasarlas por alto, no reparan en ellas. Y las clásicas parecen tan solo dejar constancia de su existencia. Unas y otras no resuelven su existencia oscura y olvidada.
Sin embargo, no merecen esta suerte. Uno querría verlas (bien) repertoriadas y (mejor) puestas en valor. Forman parte de la arquitectura del Pirineo.
Esta montaña, la arista que escalamos y su bajada son un perfecto ejemplo de ello.
Izquierda: el Grand Pic des Halaharisès con su arista Este a la izquierda.
Derecha: la arista vista de cerca desde el fondo del Vallon d'Estaragne (la flecha roja señala la brecha de la zona de inicio).
Cruzar el espinazo que baja del Pic Central, con tan bonita vista, ya merece la pena. Igual que atravesar la comba de pasto y grandes bloques hasta la arista del Grand Pic.
Y según se llega se define el perfil dentado típico del granito.
La Guide Ollivier dice por toda descripción:
"(...) d'abord facile, au-dessus d'à-pics dominant le haut vallon d'Estaragne. Elle se redresse brusquement sur 150 m environ; l'escalader directement (III)"
Nosotros la subimos así:
La arista y un croquis recordatorio.
Ciertamente el itinerario es evidente de coger y fácil de seguir, no hay duda posible. Pero incluye un par de tramos sorpresa, el más difícil de los cuales no parece poderse esquivar.
Todo es muy bonito.
Bloques de todo tipo y resaltes de diversa altura. No difíciles, pero alguno un poco bruto.
Las dos sorpresas. Una placa fina y elegante (IV-) y un diedro-chimenea con lajas atlético y bonito (IV+).
Iniciando la cresta cimera.
Recorriéndola con granes vistas.
Desde la misma piedra cimera (2993 m).
Han llegado a la vez.
A la hora de bajar, digamos que es una suerte contar con los pequeños mojones situados estratégicamente. Si dependiéramos del laconismo de las guías costaría un rato más...
Izquierda: esta es la vertiente de bajada vista desde el mismo Col d'Estaragne; muy escarpada y nada perfilada como arista (más bien una divisoria).
Derecha: croquis del descenso tal y como lo realizamos.
Desde el mismo collado y antes de alcanzar el fondo bucólico del Vallon d'Estaragne, el sendero atraviesa un paisaje casi desértico a caballo entre la luna y marte:
Las dos guías que llevábamos (la Guide Ollivier y la de Pascal Ravier) hablan bien e incluso ensalzan estas cimas tan encrestadas. Tienen toda la razón.
Las dificultades de todas ellas y la exposición de la principal las mantienen en un habitual aislamiento. Sonreímos pensando que si el Grand Pic tuviera 7 metros más constituiría un problema para los cazadores de tresmiles.
Ah... el pobre hombro que tan bien se comportó en la arista... Dijo que ya vale (en serio) al llegar a la carretera y descargar la mochila. Y un dedo de Anabel que se le ocurrió chocar con una piedra.