martes, 24 de junio de 2014

EL COGULL. Luces y sombras

Nunca habríamos imaginado salir de este lugar con esta sensación.
Hemos visitado otras cuevas y abrigos con arte rupestre. Bastantes, no nos coge de nuevo, sabemos lo que hay. Más bien se trata del hombre contemporáneo, no de aquel que supo hacer todo lo que hemos visto. Por más que los antropólogos se empeñan en decir que ambos somos Homo Sapiens Sapiens, francamente, alguna duda nos queda pensando a día de hoy.

Nos gustó muchísimo la Roca dels Moros y su secuencia de pinturas levantinas y esquemáticas. También su importancia capital en la historia del "descubrimiento" del arte rupestre. Conocíamos el asunto pero, ya se sabe, estar allí y verlo es otra cosa. Cosa seria.


Nos dejó estupefactos la otra "roca", el Centro de Interpretación.
En cambio, nos alegraron el espíritu las dos mujeres que nos abrieron y enseñaron la roca, la verdadera. Por encima de todo, la gente completamente voluntaria que decide valorar y mostrar lo que tienen como suyo en cada lugar, salvan los despropósitos.

Y aún hubo más.
No sabemos, pero sospechamos, que el buen aceite de aquí provendrá del bueno y seco suelo, no de la escamosa y seca roca. Tanto da. Pueden más las dos mujeres actuales como las parejas de mujeres de hace miles de años. Éstas últimas se han incorporado a los nuevos tiempos. Viva el gustoso arte levantino.

A la derecha tenemos la original de la imagen utilizada.

domingo, 8 de junio de 2014

EL ESPOLON DE LOS ELFOS

Hoy hemos escalado en Sopeira el Espolón de los Elfos los cuatro que últimamente andamos volviendo a merodear juntos. Yo había estado aquí por primera vez el 19 de marzo de 1995. El 6 de mayo de ese mismo año volví, y también Ramón (aunque iba en otra cordada). Aún estuve una tercera vez y hoy aquí estamos. Hace días que las cordadas ya están hechas si nos hemos de juntar los cuatro, Ramón ya me entiende.


Inútil decir las bondades de esta vía para todo aquel que la conoce. Una roca que quita el hipo, presas por todas partes, dificultad mantenida y, oh maravilla, equipamiento comedido: "pocos" parabolts y ninguno allí donde uno se puede asegurar con fisureros o friends.
Por lo que respecta a la dificultad no creo que nunca nos vayamos a poner de acuerdo. Miro varias reseñas y me quedo algo perplejo. En 1995 hice la mía propia y a día de hoy creo que la sigo suscribiendo. He añadido algunas precisiones.


Estas son algunos de los ratos del día de hoy (comida en Benabarre excluida):

Anabel a pocos metros de llegar a la segunda reunión. Detrás suyo una placa formidable. 

Anabel a pocos metros de llegar a la tercera reunión. Una fisura para autoprotegerse a placer. 

Mariano a punto de entrar en la placa más curiosa de la vía (no hay arbustos a donde dirigirse, como ya lo había intentado en el tercer lago, por algo es "Arboleda"). Mi pié ya anuncia que en la reunión no hay mucho espacio (ya se sabe, ideal para gente bien avenida).

Anabel en medio del bonito cuarto largo. Ramón en la reunión cuidando también de su pié (lo que puede). 

Ramón llegando a la primera reunión.

Quique en el segundo largo. Placa generosa...

El material de Ramón... solo le faltan las mallas fluo.

sábado, 7 de junio de 2014

25 AÑOS. Barranco San Miguel

Este es el patito feo de la colección. Pero no para mi. Le tengo simpatía.
Habíamos oído hablar de la "Foz Verde", itinerario de kayak justo en la cabecera de la Foz de Biniés en el río Veral. Nos mirábamos las paredes de esta última, de mucha más envergadura. Quien sabe, podía haber alguna sorpresa lateral. Solo vimos que llegaba por su margen izquierda lo que parecía un cañón afluente: el Barranco San Miguel.
El 7 de junio de hace 25 años Fernando Biarge y yo nos decidimos a entrar en él y efectuar su descenso.
Como íbamos con un solo coche pensamos en alcanzar el camino de aproximación a las bravas. Aparcamos en la carretera, cruzamos el río y subimos por la otra orilla por donde mejor lo vimos. Salió bien, no peleamos gran cosa con la vegetación y pronto dimos con una bonita senda (hoy es una GR).
Fue un primer descenso sin contratiempos ni apenas dificultades. Sin desfiladeros angostos ni marmitas-trampa ni caos de bloques. Tampoco había prácticamente ni gota de agua.
Con semejante carta de presentación en seguida le cayó su sanbenito: un barranco sin interés o, como decía Fernando, para "coleccionistas". Vamos, para no volver y quizá ni para ir.
Sin embargo yo tengo un buen recuerdo. Me gustó el paisaje, las rocas, los árboles y la luz. No había nadie, por supuesto, y todo era muy tranquilo. Fue un paseo curioso.
Nunca he vuelto. Aunque lo he intentado, por a por b la cosa siempre se ha torcido. Solo he llegado hasta la cabecera andando por el camino desde Biniés. Me lo pasé muy bien.

Ni siquiera tengo un croquis previo, solo el que dibujé para la guía.
Al publicarlo ya cargamos un poco las tintas sobre su escaso interés, visión que arraigó rápidamente. Tan solo se publicó unas pocas veces más y con la misma mentalidad. Hagamos un repaso:

Así lo explicamos por primera vez en nuestra guía.

También lo recogió Luis Mariano Mateos en la suya.

 Gimat no puso ninguno de sus corazoncitos de apreciación estética.

Para mí es un ejemplo de que el descenso de barrancos no es, ni mucho menos, tan solo caudal y rápeles, ni exclusivamente una actividad deportiva, ni necesariamente tecnificada.
Creo que, desde hace bastantes años, es un descenso prácticamente olvidado.