domingo, 18 de agosto de 2019

LAS SENDAS SON PATRIMONIO

Cuesta creer que haya que titular asi. Pero no parecer haber otro remedio. De alguna manera habrá que encontrar la forma de hacerlo entender.

Ya con anterioridad hemos contado la pequeña historia del Camino de las Escaleretas en el cañón del río Vero (ver aquí) y de como esta senda bajaba hacia la ermita de San Martín o hacia Huerto Raso aguas arriba.

Línea roja: Camino de las Escaleretas (a: ramal que baja a San Martín, b: ramal que baja a Huerto Raso).
Recuadro rosa: lugar donde se encontraban algunas de las escaleras de madera. Recuadro marrón: covacho esférico y travesía inferior. Recuadro verde: Covacho Grande de las Escaleretas. Recuadro azul: Covachos de Gallinero. Recuadro naranja: cornisa-gradón de acceso a la Fajana Pera. Punto naranja: Covacho de Lecina Superior.

En la actualidad el itinerario que accede a los abrigos de Gallinero sube por el ramal b, se introduce en la faja del ramal a y alcanza los abrigos superando las barreras de roca mediante escaleras y plataformas metálicas.
Pues bien, todo el inicio de la senda, el comprendido entre las cercanías del río y la bifuración del ramal a, ha sido "acondicionado". El entrecomillado es intencionado ya que el resultado es el que se muestra en las siguientes fotografías:

Peldaños metálicos aleatorios y en sucesión, más peldaños y pasarelas de madera. Todos ellos, sin excepción, por una pendiente insignificante donde se puede circular o con las manos en los bolsillos o con el menos exigente de los cuidados. Ni siquiera trepar, cualquiera que sepa andar (y todos sabemos ¿no?) puede pasar por ese terreno con el más elemental de los cuidados.


Y para introducirse en la faja intermedia aparece un pasamanos metálico con anclajes de resina química que "asegura" una cornisa de paso completamente cómodo sin ninguna exposición de ningún tipo como no sea la de pincharse la camisa con un boj...

No faltarán argumentos a quienes han decidido y mandado hacer semejante despropósito, pero es algo injustificable. Y lo es por muy diferentes razones:
  • No cabe solucionar problemas donde no los hay. Desde hace bastantes años muchos centenares de personas han subido por allí para acercarse a visitar los abrigos sin mayor problema.
  • Nos debemos a la memoria y el respeto de quienes nos han precedido. Quienes, hace generaciones, trazaron estas sendas no emplearon semejante arsenal aún pudiéndolo haber hecho.
No solo nos quejamos algunos de los actuales usuarios de estas sendas. También se llevan las manos a la cabeza quienes en su tiempo las conocieron libres de semejantes agresiones, pongamos por caso Pasolén y que ya pusimos de ejemplo en otra entrada de este blog (ver aquí).

¿Qué pensarían de toda esta desmedida artillería turística (que no es otra cosa) todos aquellos que nos han precedido por aquí? ¿Qué diría Pierre Minvielle que vió a aquel paisano subir como un galgo por estos mismos lugares e infinitamente peor calzado?

miércoles, 7 de agosto de 2019

DEAMBULANDO POR LA CRESTA ARAGÓN

Nuestra intención era subir a la Punta Aragon por la Chimenea Marsoo, recorrer la cresta hasta el Rein de Pombie y llegar luego a la cima del Midi d'Ossau. Bonito plan.



De los tres, ni Anabel ni Mariano habían estado nunca por este laberinto de torres y canales entre la Jean-Santé y el Rein de Pombie. Por mi parte la última vez que estuve por allí fue el 17 de julio de 1980 (hace 39 años) con Marco Mairal; junto recorrimos un simpático enlace de vías de mediana dificultad: Via de las Viras y arista del Pentágono hasta la Jean-Santé, bajada a la brecha y remonte del couloir Sanchette hasta la Brèche d'Aragon y arista Norte hasta la Pointe Aragon para bajar a continuación por la Chimenea Marsoo y las cornisas hasta la Grande Raillère.

Claro está, a dia de hoy tenía un recuerdo bastante difuso de la via normal, que en aquel entonces hicimos de bajada y, en este sentido, nos resultó bastante evidente.
Este 3 de agosto la cosa no resultó tan clara. Las "falsas cornisas" se ven con gran facilidad. En cambio no supimos identificar la zona de acceso a las "cornisas buenas". ¿Quizá si hubiéramos subido por la otra orilla de la pedrera la perspectiva nos habría ayudado? Con la de mojones inútiles que hay por esos montes, un buen "cairn" sí sería aquí de lo más oportuno. En fin...
El resultado fue que, probando probando, nos chupamos el ramal oriental de la bonita Grande Raillère hasta arriba del todo. Una larga tirada de "éboulis fastidieux" según palabras de la guia de Patrick Dupouey. "Marche pénible, éboulis instables" según la guia Ollivier. Progresiva cascajera de rocas lisas y piedras sueltas de todos los tamaños, según nosotros.

Izquierda: la parte todavía "amable" de la Grande Raillère.
Derecha: consuelo de bonitos contrastes entre piedra suelta y piedra suelta.

De esta manera nos plantamos en la base de la cresta Aragon, con la firme determinación de no bajar por semejante derrumbadero y salir por arriba a toda costa.
Comenzamos por una trepada evidente con tendencia a la derecha y cuando el patio se hizo demasiado evidente nos encordamos. En tres sencillos largos (el primero es el más empinado) alcanzamos una brecha en la cresta Aragon, a escasos metros de los bloques ciclópeos que esconde el túnel que mencionan algunas descripciones. Desde allí, si no se quieren complicaciones, unas viras por el lado Este llevan a un terreno fácil y al Rein de Pombie.

Ignoramos si alguien ha subido por aqui alguna vez. Nosotros dejamos constancia hoy. El itinerario que indica la guia Ollivier (el mismo tanto en su vieja edición como en la de 2007) se sitúa netamente más a la izquierda del que hemos seguido.

La cresta y la localización del itinerario.


Reseña.

Primer largo y ya al final saliendo al Rein de Pombie.