Cuesta creer que haya que titular asi. Pero no parecer haber otro remedio. De alguna manera habrá que encontrar la forma de hacerlo entender.
Ya con anterioridad hemos contado la pequeña historia del Camino de las Escaleretas en el cañón del río Vero (ver aquí) y de como esta senda bajaba hacia la ermita de San Martín o hacia Huerto Raso aguas arriba.
Línea roja: Camino de las Escaleretas (a: ramal que baja a San Martín, b: ramal que baja a Huerto Raso).
Recuadro rosa: lugar donde se encontraban algunas de las escaleras de madera. Recuadro marrón: covacho esférico y travesía inferior. Recuadro verde: Covacho Grande de las Escaleretas. Recuadro azul: Covachos de Gallinero. Recuadro naranja: cornisa-gradón de acceso a la Fajana Pera. Punto naranja: Covacho de Lecina Superior.
En la actualidad el itinerario que accede a los abrigos de Gallinero sube por el ramal b, se introduce en la faja del ramal a y alcanza los abrigos superando las barreras de roca mediante escaleras y plataformas metálicas.
Pues bien, todo el inicio de la senda, el comprendido entre las cercanías del río y la bifuración del ramal a, ha sido "acondicionado". El entrecomillado es intencionado ya que el resultado es el que se muestra en las siguientes fotografías:
Peldaños metálicos aleatorios y en sucesión, más peldaños y pasarelas de madera. Todos ellos, sin excepción, por una pendiente insignificante donde se puede circular o con las manos en los bolsillos o con el menos exigente de los cuidados. Ni siquiera trepar, cualquiera que sepa andar (y todos sabemos ¿no?) puede pasar por ese terreno con el más elemental de los cuidados.
Y para introducirse en la faja intermedia aparece un pasamanos metálico con anclajes de resina química que "asegura" una cornisa de paso completamente cómodo sin ninguna exposición de ningún tipo como no sea la de pincharse la camisa con un boj...
No faltarán argumentos a quienes han decidido y mandado hacer semejante despropósito, pero es algo injustificable. Y lo es por muy diferentes razones:
- No cabe solucionar problemas donde no los hay. Desde hace bastantes años muchos centenares de personas han subido por allí para acercarse a visitar los abrigos sin mayor problema.
- Nos debemos a la memoria y el respeto de quienes nos han precedido. Quienes, hace generaciones, trazaron estas sendas no emplearon semejante arsenal aún pudiéndolo haber hecho.
No solo nos quejamos algunos de los actuales usuarios de estas sendas. También se llevan las manos a la cabeza quienes en su tiempo las conocieron libres de semejantes agresiones, pongamos por caso Pasolén y que ya pusimos de ejemplo en otra entrada de este blog (ver aquí).
¿Qué pensarían de toda esta desmedida artillería turística (que no es otra cosa) todos aquellos que nos han precedido por aquí? ¿Qué diría Pierre Minvielle que vió a aquel paisano subir como un galgo por estos mismos lugares e infinitamente peor calzado?