Vieja frase que tomamos al pie de la letra, aquí y ahora, para dos de los "pequeños". Dos barrancos de los que suelen ser "para completar la jornada", de "interés local" o figurar con la "sonrisa torcida" en las valoración final. Aunque de vez en cuando se les reconozca alguna curiosidad, las escalas de valor bien establecidas entre cualquier barranquista confirmado relegan lapidariamente a este tipo de cañoncitos.
Quizá la cuestión sea precisamente esa. Las explicaciones que pueden revelar lo interesante tienen difícil cabida en un sistema que se basa en escalas forzosamente sintéticas (números, letras, caritas, iconos diversos), en ver mucho y leer poco. Lo pragmático y deportivo se comen la explicación. Imposible transmitir así el detalle.
Y así resulta que lo encontrado a menudo supera con creces lo esperado.
Por supuesto no se trata de Olhadubies ni Mascunes. No hacen ninguna falta para enaltecer a los pequeñitos. ¿Qué sentido tiene medir con regla el espesor de una hoja?
SHARRUMBAUT DE LABRÉNÈRE (Lescun)
Una miniatura, o casi. Fácil de comprobar en foto aérea:
Aparece señalado en rojo (punto y línea).
(Fuente: aplicación Maps de iPad)
Por completo escondido en el bosque, solo se ve si entramos en la masa forestal:
Zona de entrada. Localzación de los estrechos. Salida.
GAVE DE BIOUS (Gabas)
En esta ocasión, por el contrario, el descenso se alarga algo más y lo estrecho se queda en menos, concentrado solo en algunas cascadas. Pero qué bonita roca y qué rincones, como un jardín japonés.
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