El pasado febrero hubo visita de andadores tempranito por la mañana. Hacía un buen sol, los pude ver.
La flecha roja muestra por donde pasó el andador-marioneta y la flecha naranja donde bailaron los andadores-contentos.
Se dejaron fotografiar. Si el tiempo acompaña lo necesario, ninguno puede negarse jamás:
Junto al Centro Cultural del Matadero un grupo de ellos se puso a bailar. Una coreografía muy parsimoniosa, ellos son así.
En la calle de Villa Isabel, uno que parecía vivir entre bambalinas pasó lento y sigiloso.
Y sorpresa. Hace unos días debió pasar por la casa azul de Villa Isabel, más sigiloso aún, un tapir. Quizá encontrara algún rastro de andadores y esto le diera a pensar. Decidió dejar, discretamente, su sombra:
Es curioso. Cada día encontramos más gente viviendo en las paredes.
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