No pasa una sola vez que no miremos Peña Montañesa tras cruzar Aínsa y Labuerda.
Y siempre dirigimos la vista al perfil de la izquierda, la arista norte.
Supimos por primera vez de este itinerario gracias a la guía del CEC "Posets-Maladeta". Creo que fue la primera que compré, en 1976. En ella hay un dibujo y una pequeña descripción.
Por lo tanto la arista no se cogía en su misma base, en realidad defendida por un paredón, sino más arriba, donde más se individualiza y endereza, separando las caras norte y oeste.
La flecha roja señala su inicio.
Lo cierto es que se coge un poquito más abajo, trepando por la divisoria según el gusto de cada cual (y según lo bajo que se acceda).
Escalé esta arista el 19 de junio de 1994. Íbamos cuatro. Yo me encordé con Mariano Casanova y Ramón Bitrián con Lorenzo Buil. El doctor Chema Fácil se quedó en La Collada, nos acordamos bien.
Éste es el croquis rápido que hice en un cuaderno:
Y sí, en la reseña ya apunté lo que yo recordaba y pudimos luego volver a comprobar: esta arista es casi una escombrera.
Pero atención, es una escombrera con vistas maravillosas. No abundan los lugares con tanto espacio delante, con tanta sensación de volumen vacío entre donde se está y las montañas de en frente:
Vista desde el tramo final de la arista.
21 DE JUNIO DE 2015
El día más largo del año hemos podido coincidir los tres para escalar la arista.
Por aquí estuvimos:
Llegamos a La Collada a las 8.30, un buen momento para apreciar esta piedra. Vamos a ver unas cuantas hoy.
Peña Montañesa desde La Collada. El recuadro rojo enmarca la arista.
A la vista de esta imagen uno ya se puede imaginar la gran panorámica que vamos a tener luego.
Aquí alcanzamos la cresta tumbada que precede a la arista final.
Ya se ve casi todo, tan solo vamos a coger altura. El paisaje parecerá quedarse abajo.
Trepando por esa cresta. Puede improvisarse por donde se quiera y cambiar así la dificultad. Hay buen patio por la derecha.
Ya hemos llegado a la brecha de inicio. Mariano se mira por donde vamos a subir a largos.
Y este es el frontón por el que hay que escalar para alcanzar la arista.
Llegada a la primera reunión.
Una gran vista desde el escondrijo de R2. A la izquierda iniciando el largo que a él conduce. A la derecha, superado el diedrito que de él parte.
Mariano sale del diedrito y Anabel sube por el espoloncito hacia la canal de R3.
Este incomparable lugar es la cuarta reunión... después de un largo bien roto. No hay bien que por mal no venga.
Anabel y Mariano llegan a la brecha de R5, otro bonito balcón. Yo empiezo el sexto largo.
El paisaje ya lo rodea todo por completo. La vista se escapa.
Anabel en el sexto largo y junto a Mariano en la trepada final del séptimo.
Llegada a la cima. Mirando al norte.
Y aquí estamos todas las cordadas juntas en la cima. No hay nadie más, no sopla ni el viento.
Y esta es la reseña, vuelta a dibujar 21 años y dos días después:
Los tres clavos que encontramos son de los que dan más moral que seguridad. Empleamos un cuantos bicoins (no demasiado pequeños), algunos friends (Camalots 0,75-1-2-3) y abundantes cintas y cordinos de diferente longitud. Casco también, claro.
¿Vía recomendable? Quien lo dude...
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