Nuestra historia con el Barranco Gallinés comienza el 5 de enero de 1990, durante una de esas salidas que hacíamos para echar ojos. Así lo anoté:
Poco tiempo perdí al llegar a Huesca en contárselo a Ramón.
Es el mismo día en que quedó sentenciado el Barranco de Alpán (ver aquí). Y tiene gracia comprobar como vimos también algunos otros que entonces dejamos de lado y que tiempo después fueron descendidos por otros.
Así fue como el sábado siguiente nos fuimos decididos a bajarlo:
Había hablado con Rafa en Zaragoza dos días antes, pero no apareció según lo convenido. Dio igual, hacía tanto frío que los planes se fueron al traste. Eso sí, para que no volviera a suceder lo que ocurrió con el Barranco de Lazas (ver aquí), nos preocupamos de calcular la altura que mediaba del túnel al suelo... Por lo demás, como puede leerse, volvimos a ser poco hábiles con alguno de los barrancos que aquel día quisimos ver (con lo simpático que luego resultó ser el de Sein...).
El 25 de febrero Rafa estuvo a punto de ir, pero decidió "guardárnoslo" y en su lugar efectuaron la primera del vecino Barranco del Ibón.
El 4 de abril, de una vez por todas, nos pusimos de acuerdo. El sábado 7 de abril de 1990, hace hoy 25 años, Ramón Bitrián, Rafa Larma y Enrique Salamero nos fuimos al Barranco Gallinés y efectuamos su "primer descenso".
Lo he escrito entre comillas porque aquella primera vez no llegamos hasta el suelo. Justo es reconocerlo. No llevábamos cuerda suficientemente larga para evitar una reunión colgada, de manera que optamos por acabar en el túnel y unir las cuerdas para medir el salto final.
Y que nadie se alarme con la "reactivación" de la cascada. No fue nada del otro mundo, solo nos las ingeniamos un poco para alegrar la sequedad del cauce.
En estas dos fotos se aprecia bien el entorno de acantilados por los que se descuelga la desembocadura del barranco. Se distinguen los dos túneles de la carretera que lo delimitan (el de la izquierda, prácticamente contiguo, nos sirvió de escape).
Esta es la mitad inferior de la caída final. Corresponden, como las dos anteriores, a momentos distintos. La de la izquierda, recubierta de hielo (poza incluida), es del pasado 25 de enero de 2015. La de la derecha, bien en activo, del 26 de septiembre de 1993.
Dibujé el croquis al día siguiente:
En esta primera reseña dibujé también parte del tramo que se encuentra por encima de la gran caída final. En la guía que publicamos solo pusimos esta última, de modo que aquí puede verse algo más ilustrado.
En esta primera reseña dibujé también parte del tramo que se encuentra por encima de la gran caída final. En la guía que publicamos solo pusimos esta última, de modo que aquí puede verse algo más ilustrado.
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