martes, 11 de febrero de 2014

25 AÑOS. PALOMERAS DEL FORNOCAL

Andábamos muy intrigados con este barranco. Tan a mano desde la carretera y tan aparente, ¡menudo estrecho! No teníamos ni idea de si habría sido bajado ya, aunque lo sospechábamos.


Nos decidimos a ello Agustín Abarca, Alfonso Gallán y yo el 11 de febrero de 1989, hace 25 años.
También fue una "invernal", una de las fáciles.

Así lo anoté en mi agenda.

Encontramos "diversos restos" en el fondo, la proximidad de la carretera ocasionaba estas cosas. Y digo "ocasionaba" porque con el incremento del barranquismo dejó de suceder. Me consta que hubo alguna limpieza organizada. Cuando lo bajé por segunda vez, el 29 de mayo del año siguiente, había menos basura debido seguramente al paso de alguna crecida torrencial. Recuerdo que había jeringuillas y envoltorios de medicamentos y hablando con Agustín el recuerda también un frigorífico o similar.
A su final se nos ocurrió proseguir Fornocal abajo, también nos picaba la curiosidad de lo que por allí se intuía. No duró mucho la posibilidad. Las aguas residuales de Colungo llegaban volviéndolo intransitable, y eso que continuaba interesante... Nunca hemos vuelto e ignoro si el ayuntamiento del pueblo ha puesto remedio a esto.
Cuando lo repetí en 1990 tomé notas para dibujar croquis. Estos son los que hice:

Primero lo reseñé en planta.

Algo después efectué este alzado.

El 22 de mayo de 1994, con Miguel Santamaría de Jaca, reequipé este barranco con anclajes químicos. Todavía están allí, al menos hasta hace poco aún resistían. Colocamos carteles de advertencia, en castellano y francés, en cada uno de los rápeles y en la señal de tráfico del puente. Le encargamos a un amigo que entonces vivía en Lecina que los retirara durante la semana. Estas son algunas imágenes de ese día:

Pueden verse los viejos y nuevos anclajes. Los que utilizamos eran inoxidables de la marca JOM, los metimos con ampolla de resina de dos componentes y sin encastrar el ojal en la roca.

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