domingo, 7 de mayo de 2023

25 AÑOS. Barranco Gorgas

Ya nos habíamos topado con alguno de estos, en especial el Baricolla (ver aquí) pero de este que nos ocupa guardo en la memoria un "bravo regreso". Se trata, por supuesto, de pincharse a gusto con abundante vegetación, vegetación de la adecuada.
Estamos hablando del Barranco de las Gorgas, una vaguada afluente del río Flumen por su margen izquierda y aguas arriba de los conocidos mallos del Salto de Roldán.

El óvalo rojo sitúa el tramo del barranco que descendimos.
(Fuente ortofoto: aplicación Mapas de Apple, versión 3.0)

Un día como hoy hace 25 años realizamos su primer descenso (y único que yo sepa, no me extraña) Laurentino Ceña, Manolo Avellanas, José Antonio Cuchí, Mariano Vallés y quien esto escribe. Era el 8 de mayo de 1998.
Nos decidimos por lo vistoso del lugar. Es muy conocido geológicamente y el barranco se encuentra en el mismo eje de lo que se ha venido a llamar Sinclinal del Monte Espiellos.

Se da la circunstancia de que este lugar fue fotografiado por Lucien Briet, el primer testimonio gráfico de tan bonito pliegue, algo que no pasó desapercibido al buen ojo de este viajero explorador. Por ello podemos establecer una comparativa interesante, comparativa que ha sido publicada al menos tres veces. Ahora nos serviremos de la más moderna:

La flecha roja señala el Saltadero.
(Fuente: El Pirineo sin Briet, A. Belmonte y L. Laporte, Geoparque de Sobrarbe, 2021)
(Foto izquierda: Lucien Briet, foto derecha: Änchel Belmonte)

El Saltadero acaparaba nuestra atención, evidentemente, pero eso era al principio, luego nos tuvimos que preocupar de como salir de allí una vez bajado.
Queda claro que en los 114 años transcurridos entra ambas imágenes el roquedo no ha cambiado nada aparentemente. Cosa distinta es la vegetación, para nuestra desgracia como barranquistas exploradores.
Llegar fue agradable y maravilloso. Tino Ceña (al que debo el descubrimiento de os Cochás, ver aquí) nos dio la oportunidad de poder aprovechar un acceso "facilitado". La mitad del problema (aún no sabíamos hasta qué punto lo iba a ser) quedaba resuelto. En el apunte de mi agenda aparece resumido:


Recuerdo lo bonito que me apareció la amplia vallonada que sube detrás del sinclinal. El borde del Saltadero era un sitio claro y despejado. Como en tantos otros lugares en los que vengo comprobándolo, hace 25 años también aquí la vegetación era mucho menor que la actual.
Nos asomamos al precipicio y no nos pareció problemático, tampoco era muy vertiginoso. Se fraccionaba sin problema y aún apareció otro poco después para salvar el siguiente escalón del sinclinal.


Ninguna complejidad técnica, todo simple y normal. Pero había que acabar lo empezado.
El croquis lo indica de manera escueta, la agenda precisa un poco más. Continuamos barranco abajo como pudimos, por el centro, por un lado, por el otro... daba igual. Cruzamos el río ¡agua! y en la otra orilla tuvimos la fortuna de encontrar lo que parecía un caminillo, menos mal, aunque también pinchudo. Acabamos por llegar algo más civilizadamente a la pista que venía del Salto de Roldán.
Teníamos comida preparada en el refugio de Belsué. En casa ya nos encargaríamos de los arañazos.
"Buen día" pongo al final de mi agenda, como no!

Nunca lo llegué a publicar, visto lo visto no era cuestión. Tan solo en el libro "Sierras de piedra y agua" puse una referencia para que constara.
Y lo de barrancos de las "Gorgas" es un misterio. Debe tratarse de un error porque si realmente hay alguna poza debe estar enterrada entre las gleras y la maraña de pinchos. Miguel Ortega, en su libro "La senda entre el boj" menciona nuestro descenso y nombra como Valle Baja el tramo situado detrás del sinclinal y como Gorga el de aguas abajo del Saltadero. Lo dicho.


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