viernes, 25 de enero de 2019

VIEJAS PIEDRAS SUBIENDO A GÓRIZ

El pasado 7 de enero, camino de Góriz durante este comienzo de invierno con apenas nieve, volvimos a encontrarnos con aquellas viejas piedras. Sabía muy bien donde estaban pues las vi por primera vez el 16 de junio de 1990. Aquel día íbamos Fernando Biarge y yo de exploración barranquista por Soaso. Además queríamos ver con detalle el Barranco de Soaso (ya lo hemos comentado antes, ver aquí).

Página del diario y foto de aquel día.

Han pasado 29 años y las piedras siguen en su sitio:


La flecha roja señala el lugar exacto. Por debajo se ve bien la Cola de Caballo (con escaso caudal) y por la derecha se distingue la traza del camino que sube a Góriz.

Y se encuentran así:



No me cabe duda de que, antes de nosotros, alguien repararía en ellas. Están muy cerca del camino y no es difícil verlas si se presta atención. Además, cualquiera que haya ido a la Cueva Garsés ha pasado forzosamente junto a las mismas. Sin embargo, parece ser que solo recientemente estan siendo divulgadas, al menos de una manera no marginal.

El 24 y 25 de noviembre de 2015 se celebró el I Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés (ver aquí). En la sesión 5 recogida en las Actas figura un artículo en el que se reseña el círculo de piedras que nos ocupa:


(Ver la sesión completa con el artículo aquí)

Asimismo, el 14 de diciembre de 2016 se celebró la II Jornada de Investigación Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Entre las ponencias presentadas una hacía referencia el círculo:

(Ver todas las ponencias, incluido el artículo, aquí)

Y al año siguiente, 2017, se celebraron en Boltaña las III Jornadas de Arqueología, cuyo cartel anunciador se ilustraba precisamente con este mismo círculo de piedras:



(Ver contenidos aquí)

Efectivamente, tantos años olvidadas y de repente saltan de su letargo. Pero ¿es realmente de origen prehistórico lo que ahora vemos? Da la impresión de que sí. Las losas principales están hincadas en las grietas o caídas junto a ellas, y son de buenas proporciones. No hay muchas más piedras que, por su situación, pudieran testimoniar los restos de una caseta o un cercado. Al contrario, son más bien pocas, con otros tamaños y parecen desplazadas al capricho. ¿Quizá el primitivo círculo fue reutilizado con otros fines mucho más provisionales y efímeros?

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