jueves, 20 de junio de 2024

36 AÑOS DEL CONSUSA INFERIOR

1: Barranco inferior de Consusa. 2: Barranco superior de Consusa. 3: Barranco de Angonés.
Punto blanco: Garganta de Escuaín. R: Revilla.
(Foto tomada desde Castillo Mayor)

Puede decirse que Ramón y yo nos conocimos en este barranco (ver aquí). Pronto hará 36 años, y solo una vez más, en 1991, lo hemos repetido juntos. Por mi parte hace 25 años que no lo bajaba. Era buena hora de volver ambos y así lo hicimos el pasado 16 de junio.

Y he vuelto a hacer un croquis, desde aquel primero de 1989, hace días... Con mi vieja libreta de comandas y el papel especial que me dio Werner por aquel entonces (ver aquí).

LOS BARRANCOS SECOS SE MUESTRAN MEJOR ASÍ
Es como más preciosos están. Tanto tiempo con un régimen de estiaje tan acusado y prolongado hace que su roquedo coja un aspecto particular, identificativo. Con agua no lucen, solo están mojados, chupidos.
Y, sobre todo, estando secos muestran todo el esplendor de su morfología, el impresionante trabajo de pulido por la erosión del agua. Todas las marmitas se muestran tal cual, las nervaduras, la estructura de la roca, a veces también los inauditos y redondos bolos de piedra.


Bolos de la primera marmita-trampa y bolo recogido en una de las marmitas que siguen (ver aquí).

El tramo inferior del Barranco Consusa es uno de ellos. Desde prácticamente su inicio hasta el volado rápel final. Quien lo diría viéndolo desde el exterior, con toda la vegetación que disimula el sustrato calizo de la Garganta de Escuaín.

FOTOS EN 32 AÑOS
Este barranco (pero no es el único, claro) merecería una dedicación fotográfica. Los pequeños detalles, fragmentos del encajamiento, las flores que en ocasiones, y durante algunos días, se acercan al fondo, los bloques encajados casi en cualquier sitio, el pulimento prolongado y recortado del cauce, la luz ora aquí ora allí, las curvaturas de las marmitas, bolos de piedra de cualquier condición, el color de la superficie rocosa, del agua residual, la cobertura exterior que lo tamiza todo...
Cualquiera de las fotos que realizamos son un fruto improvisado, responden al momento de pasar, escasa pausa entre un resalte y otro, su descenso no es muy fácil.
Pero todo parece lento, como si no pasara el tiempo.

Pasillos escombrados, no de gravilla sino de grandes bloques, como si todo fuera roca madre, como si la roca viva se resistiera a fragmentarse.
Canalizos y marmitas, suaves y estrechos. Con los ángulos redondeados, las piedras también. La humedad escurriendo por los mismos caminos.
Cuchí a la izquierda. Ramón y Anabel a la derecha.
La primera marmita-trampa, de estética eterna.
Cuchí, dentro y fuera.
La segunda marmita-trampa, como tallada en un solo bloque.
Izquierda y centro Cuchí. Ramón y Anabel a la derecha.
Umbral de salida de la garganta-cueva, el mejor lugar del barranco.
Cuchí a la izquierda, Ramón en el centro, Anabel a la derecha.
La salida del umbral anterior. Pisando la misma roca.
Cuchí a la izquierda, Quique a la derecha.


El formidable desfiladero que sigue a ese umbral.

LOS CROQUIS
He dibujado dos perfiles de este barranco.
El primero fue el 15 de septiembre de 1989 para el tomo 2 de Cañones y Barrancos, las guías que escribimos entonces Fernando Biarge y yo. Es este:

No guardo las hojas de los apuntes que tomé durante el descenso, este es el resultado de pasarlo a limpio. Hay algunas correcciones ya que durante un tiempo, según iba viendo cada vez que lo repetía, fui anotando las variaciones de los anclajes de las instalaciones, pero lo dejé pronto.

Ahora he vuelto a dibujarlo:


Y estas son las ubicaciones vistas en ortofoto (las indicaciones hacen referencia al croquis actual):

(Fuente ortofotos: aplicación Mapas de Apple, versión 3.0)

LAS MARMITAS-TRAMPA
Este barranco tiene el aliciente añadido de sus dos perfectas marmitas-trampa, semi-esféricas y por lo tanto de difícil salida (ya las hemos visto en foto más arriba). La cosa tiene su miga ya que al principio, durante su primer descenso, esto pasó desapercibido:

Este es el artículo donde se cuentan las primeras exploraciones y descensos que este equipo de franceses realizó en los años 1983-1985. Cuando se refiere al descenso del Consusa inferior hace una mención clara a las condiciones encontradas: "marmitas llenas hasta el borde" "a ras". Es decir, las marmitas-trampa estaban llenas de agua y nada pudieron sospechar.

Es así que la primera guía de descenso de barrancos del macizo de Monte Perdido presentaba un croquis de este barranco sin incidencias, como cualquier otro. Lo mismo pasó con la primera en castellano, versión actualizada de la anterior:

Izquierda: 1985. Derecha: 1986.
El recuadro rojo señala el sector de las marmitas-trampa como una simple sucesión de pozas y toboganes.

Sin embargo, la tercera edición, publicada en abril de 1987, hace ya una advertencia:

Efectivamente, se trata del mismo croquis de las dos ediciones anteriores pero con un añadido: "Posibilidad de dos pozas sin agua, atención: trampas).

A todas luces alguien, entre 1985-1986 y 1987, había pasado por allí, confiado en las indicaciones de las primeras guías, y se llevaría una sorpresa mayúscula. Ya nos gustaría saber como se las ingeniaron para salir...



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