miércoles, 26 de febrero de 2014

ENTRE LAS NUBES

Marina nos hizo esta preciosa foto desde la Signal de Forbes. No nos dimos cuenta. Estábamos absortos comtemplando cómo las nubes iban y venían. Un oportuno claro nos regalo está vista de las Petites Jorases espolvoreadas de nieve reciente. A nuestros pies, la Mer de Glace.
Fue el 3 de julio de 2012. Al día siguiente, mientras ascendía a la Petite Verte con Xavier Grand, guía de Chamonix, en el CERN, a tan sólo 80 kilómetros de distancia, se anunciaba el descubrimiento del Higgs. Nos enteramos al leer la prensa en el desayuno el día 5. Curiosas coincidencias.

martes, 25 de febrero de 2014

SALUDANDO (ENTRE) MONTAÑAS

Nos acordamos mucho de los Dolomitas.
Las saludamos tanto en nuestro fuero interno que hemos pensado hacerlo también en complicidad con ellas.

Estábamos llegando a la Forcella del Pollice, en los Cinque Dita. Al fondo veíamos todo el rato la Marmolada.

Unos pocos días después, en la pendiente final de la Schena de Mull en la Punta Penia (la cima más alta de la Marmolada), hacíamos señas a los Cinque Dita que veíamos como una gran isla al fondo a la izquierda.

domingo, 23 de febrero de 2014

MORATA EN INVIERNO

En invierno o primavera vamos de vez en cuando a Morata. El paisaje está quieto y amable. No solemos encontrar mucha gente.


Nos gusta ir por Chodes. Es una pista tranquila y de vistas despejadas. Cruzamos el río Jalón y en seguida aparecen los campos y las viejas acequias de riego que luego bordean las rocas. Nos preguntábamos cómo sería todo esto cuando el agua corría por estas canaletas, los campos se cultivaban todos y permanecían intactos los muros de piedra seca de las pendientes. En ello estábamos cuando vimos esto:

El arreglo de esta acequia tuvo lugar mucho antes de que se empezara a escalar aquí.

Mientras tanto, el paisaje nos recuerda aquella época. Y los bonitos almendros, que ya empiezan a florecen por el Jalón, también:

Morata-Japón

El domingo 16 cumplimos nuestra visita invernal en un día muy tranquilo que salió mejor de lo previsto. Trepamos unas cuantas de las placas que nos gustan en las rocas que nos resultan bonitas.

La bonita via Currucuclillo y sus dos acompañantes que comparten estilo.

La acompañante derecha de la Currucuclillo y la via más larga del Cono.
 
En casa, con calma, el paisaje vuelve a la memoria.
 
 

viernes, 21 de febrero de 2014

martes, 18 de febrero de 2014

25 AÑOS... CON RAMÓN

Desde luego, esta entrada debía haberla publicado la primera. Nuestras razones tenemos.
El 22 de noviembre de 1988, seis días antes de bajar Miraval (ver aquí), Ramón y yo descendimos juntos el tramo inferior del Barranco Consusa. Éramos dos máquinas: desayunamos en su trabajo (bar Mi Bar), fuimos (y volvimos) por la carretera de la Guarguera, bajamos el barranco en tres horas y regresamos a Huesca a tiempo de comer (no demasiado pronto, eso sí).
Fue la primera vez que hicimos algo juntos. Antes el tenía su mundo y yo el mío. Sabíamos el uno del otro sin más detalle. Yo había empezado a trabajar de guía en Rodellar ese mismo año. Algo debió llamar la atención de Ramón porque fue él quien contactó conmigo para hacer un barranco en el Pirineo. Yo solo conocía los de la sierra de Guara.
Fue una buena cosa. En los años que siguieron hicimos un buen montón de primeras. Seguimos siendo dos buenos amigos.
No tenemos ninguna foto de ese día. Ni él ni yo teníamos cámara. Así que pongo estas otras para vernos con el paso de los años.

15 de noviembre de 1992
Foto tomada en el río Alcanadre después de una frustrada primera al Barranco a Peonera (desconocía entonces el verdadero nombre).

5 de julio de 2009
Final del caos de los Oscuros del Balcez.
Excursión familiar, Ramón llevaba a su hija Cecilia, yo llevaría a Marina unos años después.

11 de septiembre de 2011
Barranco de Escomentué, casi 22 años después de abrirlo...
Ramón no había vuelto desde entonces.

25 AÑOS. BARRANCO CHIMIACHAS

Es una fecha especial.
Fue el estreno de un equipo explorador: el primer descenso de un primer barranco. Además, y para mi es muy importante, fue el estreno en darnos cuenta de que los exploradores seguimos los pasos de otros: la vieja vida tradicional también pasaba por aquí.
Un día como hoy hace 25 años, Fernando Biarge, Hugo Biarge, Álvaro Santolaria, Ramón Bitrián y Enrique Salamero, efectuamos el primer descenso del Barranco Chimiachas.


Buscábamos objetivos, Fernando y yo habíamos decidido publicar una guía de barrancos.
De Chimiachas conocíamos la espectacular "Cocineta" y sabíamos del maravilloso ciervo levantino que se encuentra en su circo de cabecera y que vimos durante la aproximación. Nada más.


Bueno, casi nada más. Teníamos la mosca en la oreja. Por esto:


No nos explicábamos este texto de la Editorial Alpina que se aventuraba a indicar el posible descenso de un barranco que nosotros pensábamos sin bajar. Creíamos controlar la información y esto no encajaba.
Bueno, resultó que tuvimos razón. Chimiachas nos esperaba a nosotros, no había rastro de pasos anteriores... salvo esto:


Nos quedamos boquiabiertos. Nunca lo habríamos esperado. Un camino cruzaba por el lugar más espectacular, ¿qué hacía aquí?. Estoy contento de pensar que, ya en la primera vez, apareció inesperadamente algo que tanto me importaría con el paso del tiempo.
La foto no es de ese día sino del 7 de febrero de 1993, cuando José Antonio Cuchí y yo encontramos el camino. Pero esa es otra historia, esperaremos a que cumpla los 25...

Fue un día fenomenal.


El retorno lo efectuamos a las bravas. El actual camino que baja al caos de la Visera lo desconocíamos y estaba perdido (tardaría muchos años en recuperarse), así que remontamos la ladera por una franja rocosa no lejos del acantilado.
Lo del jabalí tiene su gracia. En otras ocasiones he vuelto a ver jabalíes muertos en este mismo sitio. Deben despeñarse al intentar cruzar las resbaladizas pendientes rocosas que pasan por la cabecera de la Cocineta, las del último rápel. Por lo tanto, este jabalí se nos adelantó en el primer descenso de la Cocineta, pero con nefastos resultados ante la falta de material especializado. Con el paso del tiempo creo que estos animales tienen que ver más de lo que parece con el descenso de barrancos (cuando se cumplan los 25 años del Barranco del Río, en Abizanda, explicaré por qué).
Ya en casa, las anotaciones que tomé durante el día las pasé a un croquis en planta. Al principio dibujaba así. El perfil de la derecha lo realicé tiempo después.


martes, 11 de febrero de 2014

25 AÑOS. PALOMERAS DEL FORNOCAL

Andábamos muy intrigados con este barranco. Tan a mano desde la carretera y tan aparente, ¡menudo estrecho! No teníamos ni idea de si habría sido bajado ya, aunque lo sospechábamos.


Nos decidimos a ello Agustín Abarca, Alfonso Gallán y yo el 11 de febrero de 1989, hace 25 años.
También fue una "invernal", una de las fáciles.

Así lo anoté en mi agenda.

Encontramos "diversos restos" en el fondo, la proximidad de la carretera ocasionaba estas cosas. Y digo "ocasionaba" porque con el incremento del barranquismo dejó de suceder. Me consta que hubo alguna limpieza organizada. Cuando lo bajé por segunda vez, el 29 de mayo del año siguiente, había menos basura debido seguramente al paso de alguna crecida torrencial. Recuerdo que había jeringuillas y envoltorios de medicamentos y hablando con Agustín el recuerda también un frigorífico o similar.
A su final se nos ocurrió proseguir Fornocal abajo, también nos picaba la curiosidad de lo que por allí se intuía. No duró mucho la posibilidad. Las aguas residuales de Colungo llegaban volviéndolo intransitable, y eso que continuaba interesante... Nunca hemos vuelto e ignoro si el ayuntamiento del pueblo ha puesto remedio a esto.
Cuando lo repetí en 1990 tomé notas para dibujar croquis. Estos son los que hice:

Primero lo reseñé en planta.

Algo después efectué este alzado.

El 22 de mayo de 1994, con Miguel Santamaría de Jaca, reequipé este barranco con anclajes químicos. Todavía están allí, al menos hasta hace poco aún resistían. Colocamos carteles de advertencia, en castellano y francés, en cada uno de los rápeles y en la señal de tráfico del puente. Le encargamos a un amigo que entonces vivía en Lecina que los retirara durante la semana. Estas son algunas imágenes de ese día:

Pueden verse los viejos y nuevos anclajes. Los que utilizamos eran inoxidables de la marca JOM, los metimos con ampolla de resina de dos componentes y sin encastrar el ojal en la roca.

lunes, 3 de febrero de 2014

25 AÑOS. INVERNALES AL BARRANCO DE ANGONÉS Y GARGANTA DE ESCUAÍN

Otra buena conmemoración. Hoy hace 25 años (el 3 de febrero de 1989) que Agustín Abarca y yo encadenamos dos descensos: el Barranco de Angonés y la Garganta de Escuaín en su ahora clásico tramo aguas abajo de la desembocadura del Barranco Lugar.

En rojo se sitúa el Barranco de Angonés y en azul el tramo de la Garganta de Escuaín. Así se ven desde la cresta cimera de Castillo Mayor.

Así se ve el Barranco de Angonés desde uno de los miradores de su margen izquierda.

Hizo un día muy bueno y tardamos 5 horas en realizar los dos descensos. Las condiciones eran muy favorables. Llevábamos crampones porque temíamos encontrar hielo y nos preocupaban las llegadas a las cabeceras de las cascadas. No hicieron falta, Angonés bajaba casi seco y de hielo no había traza. Tampoco tuvimos necesidad de reequipar nada. Con tanto material, al saltar la cascada inicial de la Garganta de Escuaín (aqui sí corría agua, claro) llegué a tocar bien el fondo.
Era la primera vez que ambos hacíamos estos barrancos. La información que teníamos era la de las primeras guías barranquistas. Son estas, por orden cronológico (1985, 1986 y 1987):


 Las tres decían lo mismo. Reproducimos un fragmento de la escrita en castellano:
"Su recorrido, muy deportivo y acuático, ciertamente uno de los más difíciles del Alto Aragón, exige un buen conocimiento de la técnica del rápel, el empleo de un bote neumático y, dada la frialdad del agua, combinación isoterma imprescindible (...) Descenso de la garganta, 6 a 8 h. muy variable, según caudal."
A día de hoy nos parece bastante exagerado pero hay que contextualizarlo en la época en que fue escrito. Nosotros no llevábamos ningún barca hinchable pero sí el sempiterno traje de neopreno de 3 mm (que tan "justo" nos parece ahora) y unas de aquellas Chirucas "de labrador" a cuya suela tanta fe teníamos y que durante muchos años calzamos.
Con anterioridad a estos tres libritos, Angonés solo había sido publicado una vez, en la revista francesa Pyrénées en su número 145 del año 1986 (Jean-Paul Pontroué, Dans les barrancos du massif du Mont-Perdu: a gorges déployées). Había sido descendido por primera vez el 27 de octubre de 1984. Respecto al tramo de la Garganta de Escuaín, este no aparecía reseñado por ningún lado. No encontré ninguna reseña hasta que publicamos nuestra guía en 1992. A la vista de todo esto pienso que muy probablemente realizamos el primer descenso invernal de ambos barrancos.
El 3 de junio del año siguiente, Agustín y yo junto a unos cuantos amigos más, volvimos al Barranco de Angonés y su continuación por la Garganta de Escuaín. Ésta vez bajaba abundante caudal, tuvimos que poner mucha más atención e hicimos muchos saltos. También hizo un día estupendo. En esta ocasión dibujé un croquis del descenso, era la época en la que con Fernando Biarge (que también venía) preparábamos nuestras guías barranquistas. Este es el croquis en limpio que todavía conservo:



domingo, 2 de febrero de 2014