Nos acordamos mucho de los Dolomitas.
Las saludamos tanto en nuestro fuero interno que hemos pensado hacerlo también en complicidad con ellas.
Estábamos llegando a la Forcella del Pollice, en los Cinque Dita. Al fondo veíamos todo el rato la Marmolada.
Unos pocos días después, en la pendiente final de la Schena de Mull en la Punta Penia (la cima más alta de la Marmolada), hacíamos señas a los Cinque Dita que veíamos como una gran isla al fondo a la izquierda.
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