lunes, 28 de mayo de 2018

ANDADOR (A) - NADADORA

Siempre hay sorpresas con los andadores. Nunca acaba uno de conocerlos.
Al parecer, hay ocasiones en las que un simple trazo atrae su atención, hasta el punto de "insertarse" en él y adoptar así una forma determinada.
En la calle José Gil Cavez hemos descubierto una "nadadora". Una andadora que no ha podido resistirse a la idea de pasar un tiempo ondulándose en las olas de una valla. Con tanta gracia como si del mar se tratara.


miércoles, 9 de mayo de 2018

25 AÑOS. Barranco de los Degollados

En 1993, con Edu Gómez y unos chicos de Tortosa, José Antonio Cuchí y yo habíamos estado el 23 y 24 de enero por primera vez bajando barrancos en los Ports: Canaletas y Gubies de la Vall Figuera. Nos quedamos impresionados, como no. Volvimos el 27 y 28 de marzo (Barranc de la Fou y Racó de la Gralla).
Esta parcela del mundo se ampliaba cada vez más.
Con la mosca en la oreja decidimos irnos un fin de semana a Teruel a buscar barrancos y bajar lo que se dejara. Cuchí, como buen geólogo, conocía lugares...
El resultado fue que vimos mucho territorio, teníamos muchas ganas de ver. Así que, como suele suceder en ocasiones semejantes, nos contentamos con entrar en lo que más a mano y rápido vimos. De esta manera efectuamos, justo hace 25 años, el primer descenso del Barranco de los Degollados.

Izquierda: anotaciones en la agenda.
Derecha: flecha roja (localización del Barranco de los Degollados), punto naranja (estrechos del Guadalope), punto azul (Barranco de Cueva Muñoz), punto rosa (Órganos de Montoro).
(fuente: aplicación Maps de iPad)

Resultó un juguetito al que quizá juzgamos algo severamente.

Algunas fotos de aquel día.

El corte del barranco y el croquis que dibujé.

CON POSTERIORIDAD
El Barranco de los Degollados apareció referenciado en nuestro Índice de Barrancos del año 2001. Ha sido la única vez ya que, extrañamente, no figura en la guía de 2008:



Pero no está completamente olvidado, una búsqueda por internet muestra que hay quien decide, al menos de vez en cuando, ir en busca de las pequeñas cosas. Lo curioso es que esa misma búsqueda da cuenta de un cierto interés en la geología de la zona, beneficiado sin duda por el cercano Parque Geológico de Aliaga.

De aquella ocasión no guardamos mayor recuerdo de este barranquito, pero sí de la zona. Queríamos volver al Guadalope y esos afluentes de los que nos hablaron, pero estaba lejos de casa y buscar información sobre los accesos no era tan sencillo como ahora (hoy basta con sentarse delante de un ordenador y encontrar buenas ortofotos en pocos minutos). Cuando, 15 años después, salió publicada la mencionada guía comprobamos que efectivamente algo había de ese misterioso atrayente que en 1993 nos contaron en Montoro de Mezquita.