Es curioso. No guardo la sensación de que este fuera el tercer barranco que abrimos ni que estuviera tan cercano de los dos anteriores. Como lo apunto todo, la agenda no se equivoca.
El 1 de abril, un sábado de hace 25 años, nos estrenamos en Escuaín, José Albás, Ramón Bitrián, Rafael Larma y Enrique Salamero. Realizamos el primer descenso del Barranco Forcallo.
Bueno, un estreno a medias, Rafa ya se había apuntado la Garganta Superior del Yaga (1985), el Barranco de la Garganta (1984) y el Trasito Superior (1985). Casi nada. Fue, claro está, idea de Rafa, se conoce "su" valle al dedillo. Lo que sucedió es que no contábamos con la semana tan lluviosa que precedió.
Pero vayamos por partes. Situemos el barranco.
Durante toda la semana estuvo lloviendo y con mal tiempo llegamos a Escuaín. Y así fue, bajaba bien de agua. Nos metimos igual y lo descendimos a toda pastilla, menudos cuatro los que estábamos..., una banda de acelerados, así nos fue para localizar la entrada del barranco.
Todas estas gracias las publicamos más tarde Ramón y yo en un articulito del Anuario de 1989-1990 de Montañeros de Aragón, de Zaragoza. Es este:
Ya nos fastidió, pero cuando llegamos a la caída final cogimos una alternativa. El mal tiempo, el agua, el frío y las pocas ganas de perder rato en esas circunstancias, hicieron que no siguiéramos por el cauce y nos situáramos en un lateral del gran bloque que se empotraba justo en el umbral de la cascada.
Bajamos en simple uno de los rápeles más largos que he efectuado. En buena parte era completamente volado, yo empleé un descensor raro que fabricaba Rafa desde hacía tiempo. Este, el plateado:
Un ocho hiperminimalista. Utilizable exclusivamente en rápido. La verdad es que recuerdo haber efectuado el descenso sin agobios de rapidez ni deslizamiento. Y lo curioso es que, años después, encontré un descensor exactamente igual fabricado por la firma francesa New Alp, el violeta-azul de la derecha.
Estos fueron los croquis, ya en limpio, que dibujé entonces:
La historia tiene dos partes más, en 1991 y 1992. Nos reconcomía no haber pasado por el interior de la gran vertical, bajo el gran bloque. No hubo manera, debía haber una maldición. Estas son mis anotaciones de aquel entonces:
No hemos vuelto más. Siempre nos quedaron las ganas.
A día de hoy nos preguntamos si se habrá vuelto a repetir. Está dentro de los límites del Parque y sufre por lo tanto de la condena.
El 1 de abril, un sábado de hace 25 años, nos estrenamos en Escuaín, José Albás, Ramón Bitrián, Rafael Larma y Enrique Salamero. Realizamos el primer descenso del Barranco Forcallo.
Bueno, un estreno a medias, Rafa ya se había apuntado la Garganta Superior del Yaga (1985), el Barranco de la Garganta (1984) y el Trasito Superior (1985). Casi nada. Fue, claro está, idea de Rafa, se conoce "su" valle al dedillo. Lo que sucedió es que no contábamos con la semana tan lluviosa que precedió.
Pero vayamos por partes. Situemos el barranco.
La línea roja indica el tramo que bajamos.
(Mapa Ordesa y Monte Perdido. 1:25000. IGM-PRAMES. 2000)
Esta foto está tomada desde uno de los miradores que hay en la senda que desde Revilla lleva a ellos por la ermita de San Lorenzo. La flecha roja sitúa la gran vertical.
Durante toda la semana estuvo lloviendo y con mal tiempo llegamos a Escuaín. Y así fue, bajaba bien de agua. Nos metimos igual y lo descendimos a toda pastilla, menudos cuatro los que estábamos..., una banda de acelerados, así nos fue para localizar la entrada del barranco.
Todas estas gracias las publicamos más tarde Ramón y yo en un articulito del Anuario de 1989-1990 de Montañeros de Aragón, de Zaragoza. Es este:
Ya nos fastidió, pero cuando llegamos a la caída final cogimos una alternativa. El mal tiempo, el agua, el frío y las pocas ganas de perder rato en esas circunstancias, hicieron que no siguiéramos por el cauce y nos situáramos en un lateral del gran bloque que se empotraba justo en el umbral de la cascada.
Bajamos en simple uno de los rápeles más largos que he efectuado. En buena parte era completamente volado, yo empleé un descensor raro que fabricaba Rafa desde hacía tiempo. Este, el plateado:
Un ocho hiperminimalista. Utilizable exclusivamente en rápido. La verdad es que recuerdo haber efectuado el descenso sin agobios de rapidez ni deslizamiento. Y lo curioso es que, años después, encontré un descensor exactamente igual fabricado por la firma francesa New Alp, el violeta-azul de la derecha.
Estos fueron los croquis, ya en limpio, que dibujé entonces:
La historia tiene dos partes más, en 1991 y 1992. Nos reconcomía no haber pasado por el interior de la gran vertical, bajo el gran bloque. No hubo manera, debía haber una maldición. Estas son mis anotaciones de aquel entonces:
AÑO 1991
Ya lo teníamos en el bote. Estábamos bajo el gran bloque empotrado y empezamos a colocar el primer spit cuando se estropeó el burilador. No teníamos de repuesto. Habíamos retirado las cuerdas del rápel anterior. Todos los colegas llegarían luego por Escuaín y verían que no habíamos llegado. Nos vendrían a buscar. ¡Ni locos!. Decidimos que saldríamos de allí como fuera. Mariano se curró una escalada precaria de lo más, medio en libre medio en artificial, con un "semiespit" que consiguió meter junto a varios clavos y un fisurero. No tengo buen recuerdo de ese largo de cuerda. Eso si, nos libramos por los pelos de ser la comidilla de todos durante ni se sabe cuanto tiempo.
AÑO 1992
Volvimos a la carga. Na de na. Ramón enfurecido tiró una gran piedra que bajo sin miramiento rebotando por todo el hielo.
No hemos vuelto más. Siempre nos quedaron las ganas.
A día de hoy nos preguntamos si se habrá vuelto a repetir. Está dentro de los límites del Parque y sufre por lo tanto de la condena.
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