Inesperadamente devolvimos el favor a la piedrecita. Nos gusta pensar que nuestro subconsciente actuó así.
Sacada de su lugar e incorporada a nuestra vida, se vino con nosotros en busca de amplitud de panorama.
Su casa, tantos y tantos miles de años allí:
Se encontraba en lado norte de la cima. Esto vio siempre:
Al día siguiente, todavía en el bolsillo del pantalón, la subimos a la Magdalena Superior:
Y una vez arriba:
La preciosa piedrecita:
Se encontraba en el monolito de la izquierda: l'Ajaguda.
La subimos al de la derecha: la Magdalena Superior.
Este fue su desplazamiento, de izquierda a derecha.
(Fuente: aplicación Maps de iPad)
Su casa, tantos y tantos miles de años allí:
L'Ajaguda.
Subimos por la arista y la encontramos al cobijo de una mata cimera.
Se encontraba en lado norte de la cima. Esto vio siempre:
Al día siguiente, todavía en el bolsillo del pantalón, la subimos a la Magdalena Superior:
Por el camino encontró a otras como ella.
Y una vez arriba:
La preciosa piedrecita:
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