Nunca habríamos imaginado salir de este lugar con esta sensación.
Hemos visitado otras cuevas y abrigos con arte rupestre. Bastantes, no nos coge de nuevo, sabemos lo que hay. Más bien se trata del hombre contemporáneo, no de aquel que supo hacer todo lo que hemos visto. Por más que los antropólogos se empeñan en decir que ambos somos Homo Sapiens Sapiens, francamente, alguna duda nos queda pensando a día de hoy.
Nos gustó muchísimo la Roca dels Moros y su secuencia de pinturas levantinas y esquemáticas. También su importancia capital en la historia del "descubrimiento" del arte rupestre. Conocíamos el asunto pero, ya se sabe, estar allí y verlo es otra cosa. Cosa seria.
Nos dejó estupefactos la otra "roca", el Centro de Interpretación.
En cambio, nos alegraron el espíritu las dos mujeres que nos abrieron y enseñaron la roca, la verdadera. Por encima de todo, la gente completamente voluntaria que decide valorar y mostrar lo que tienen como suyo en cada lugar, salvan los despropósitos.
Y aún hubo más.
No sabemos, pero sospechamos, que el buen aceite de aquí provendrá del bueno y seco suelo, no de la escamosa y seca roca. Tanto da. Pueden más las dos mujeres actuales como las parejas de mujeres de hace miles de años. Éstas últimas se han incorporado a los nuevos tiempos. Viva el gustoso arte levantino.
A la derecha tenemos la original de la imagen utilizada.
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