Hay un árbol en Castillo Mayor fotografiado hasta ser icónico. Basta con verlo para saber de que montaña se trata.
Hay otro árbol en Castillo Mayor. A escasa distancia del primero, y mucho más afortunado que él. Sí, está muerto. No reverdece nunca. Pero no está en la ladera sino en plena cresta cimera. Se diría que no hay panorama más completo.
Extraño contrapunto de la vida que fue ante tal amanecer cada día renovado.
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