martes, 23 de julio de 2024

LA TOBA. Barranquistas y forestales

Prácticamente en frente de Badaín, descender el Barranco de la Toba es una simpática excursión con final barranquista. Su recorrido es muy discontinuo, pero el cauce está limpio y es amable de transitar. Justo a su final, durante unos pocos metros, se convierte en un barranco "de verdad", de los que nos gustan.

En el recuadro rojo situamos el barranco, su aproximación y retorno.
(Fuente mapa: https://www.ign.es/iberpix/visor/)

Y en ortofoto, incluyendo también los sectores del barranco:

En naranja se señala la aproximación, en rojo las partes más características del barranco.
(Fuente: aplicación Mapas de Apple, versión 3.0)

La aproximación utiliza el sendero balizado PR-HU 138, un antiguo camino en dirección a la población de Ceresa. A día de hoy la señalización se conserva bien. La primera parte, que atraviesa pista y el cortafuegos del tendido eléctrico, la precisamos en la siguiente ortofoto:

(Fuente: aplicación Mapas de Apple, versión 3.0)

Es una bonita senda, bien conservada, que no tarda en llanear y seguir un cordal con vistas hacia Castillomayor, Monte Perdido y Peña Montañesa también:


El descenso, salvo en su estricto final, no va encajado entre paredes en ningún momento, la masa forestal llega por ambas orillas constantemente. Sin embargo, debe mantener con frecuencia algo de caudal y las avenidas parecen tener incidencia ya que el cauce está limpio de vegetación y se recorre cómodamente. Secciones de glera (que con frecuencia filtran el escaso caudal) alternan con buenos tramos de losas y rampas.
En tres ocasiones se rompe, puntualmente eso sí, el discurrir plano del cauce:

El primero salta un escarpe desde una bonita balconada y cae a un amplio circo arrampado:

Anabel y Ramón en la cabecera (primer rápel, R1 en la ortofoto).

El segundo se escalona en un simpático (y corto) tramo excavado en roca viva:


Algunos de los cortos resaltes a rapelar a poca distancia de las dos rampas indicadas en la ortofoto.    

El tercero y último es lo mejor del barranco. El cauce efectúa un brusco giro a la izquierda, atrapado por una falla estrecha que corta el afloramiento rocoso. Sale asi al valle del río Irués por un pequeño circo agargantado, el cauce obstruido por un breve caos seguido de un diminuto pasillo:

Tras una bonita llegada rocosa el barranco cae en el interior de la falla, justo detrás de Ramón.

La falla vista desde arriba (izquierda) y mirando desde abajo (derecha, foto: R. Bitrián).


Una vez dentro de la falla la continuación deviene cada vez más estrecha.

El rápel de salida se efectúa por la misma grieta de la falla, una goulotte bastante estrecha en su primera parte (foto izquierda: R. Bitrián).

Visto desde la base se observa bien la falla y lo estrecho del inicio del rápel (foto izquierda: R. Bitrián).


Tras el rápel de la falla sucede un pequeño caos, muestra del disloque rocoso que la falla originó en su momento.

El pasillito final.

Entre medio de todo ello, ya lo hemos dicho, el cauce es mayoritariamente una glera de piedras. Pero de vez en cuando va asomando la roca viva, formando losas, rampas, pequeñas pozas:

Este es el breve tramo excavado aguas abajo del circo que alberga el primer rápel. Justo en su izquierda aparece inesperadamente un muro de piedra...

UN ATISBO DEL PASADO Y SU ACTUALIDAD
Todo este barranco ha sido sin duda conocido desde antiguo dada la facilidad de acceso al cauce. Por lo que respecta a su primer descenso deportivo, afrontando todos sus resaltes y la vertical garganta final, este tuvo lugar en agosto de 1996 a cargo de P. Gimat, Y. Cuef y tres personas más.
Sin referencias en internet, solo ha sido publicado en dos ocasiones:

A la izquierda el taquigráfico mapa de Gimat, editado en 1999 (curiosamente la foto corresponde al rápel más notorio del Barranco de la Toba). A la derecha la guía aparecida hace unas pocas semanas.

Sin embargo, antes de ese descenso de 1996 existió un notorio pasado forestal del que quedan algunos vestigios incluso en el fondo mismo del barranco. Ya hemos visto en la foto del tramo rocoso excavado el muro de piedra que sustentaba una de las diversas pistas forestales que llegaban y cruzaban el cauce. Las dos mencionadas rampas rocosas también eran sorteadas por una trocha lateral. Todas ellas se encuentran hoy en día desmoronadas por la erosión e invadidas por el pinar.

Prácticamente en la cabecera de la garganta final se observa en la margen izquierda (recuadro rojo) el terraplén de la antigua pista forestal que hasta aquí llegaba.

Esta pista de la foto anterior puede observarse en fotos antiguas:

El círculo rojo sitúa la garganta final y la flecha roja la pista que a ella conduce. El abandono y el crecimiento de la vegetación la han ocultado, al igual que muchas otras por aquí.
(Foto izquierda: Vuelo americano de 1956-1957. https://fototeca.cnig.es/fototeca/)
(Foto derecha: aplicación Mapas de Apple, versión 3.0)

Restos de lo trabajado en la cabecera de esta garganta pueden verse y rastrearse dentro de ella:

Izquierda: tronco cortado caído en la base del rápel de entrada (foto R. Bitrian).
Derecha: Justo debajo del bloque donde está instalado el rápel de la goulotte hay otros dos troncos, estos muy pulidos por el agua. Debieron de llegar por el hueco interior que ahora está casi colmatado del todo. En la salida de ese mismo bloque hay un amasijo de cables de hierro, posiblemente lo que queda del arrastre de los troncos. Ejemplo todo ello de que este barranco presenta alguna que otra avenida importante.

No son los únicos vestigios de ese pasado que encontraremos, por ejemplo:

Izquierda: pequeño vehículo de ¿arrastre de madera? a su vez arrastrado y retorcido por las caídas y las crecidas.
Derecha: anclaje artesanal de hierro completamente calcificado.

Esa curiosa (y pesada) clavija viene al caso para advertir de la conveniencia de llevar material de reposición. Las instalaciones en árboles y arbustos constan de cordinos muy envejecidos. Por lo que respecta al resto los spits del final están completamente oxidados (y sin retirar) y los parabolts que de vez en cuando aparecen suelen estar muy separados entre ellos, incluso en planos distintos de soporte (acusada angulación), a veces sin maillón, algunos sin plaqueta, a escasos centímetros de bordes angulosos...

Instalación del rápel de la goulotte final. Dos spits antiguos y completamente oxidados, cuerdas en mal estado, parabolt por encima del resto de anclajes, maillón de rápel en el spit inferior (suerte de otro maillón, más pequeño, en el propio parabolt).

Acabaremos con la reseña, actualizada:


Y quienes aquí estuvimos ese día:


Ramón Bitrián, Anabel Moreno y Enrique Salamero






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