UN PRIMER INTENTO
Lo intentamos una primera vez Fernando y yo el 30 de agosto de 1989. En marzo habíamos bajado su vecino Pallas (ver aquí) y no demoramos mucho su visita. Como aquel, habíamos visto su angosta desembocadura en los Estrechos del Balcez.
Esta vez entramos desde Biña por el camino que ya vimos y que nos habría evitado la pinchuda parte superior. Guardo un cuaderno con una simple anotación:
Lo intentamos una primera vez Fernando y yo el 30 de agosto de 1989. En marzo habíamos bajado su vecino Pallas (ver aquí) y no demoramos mucho su visita. Como aquel, habíamos visto su angosta desembocadura en los Estrechos del Balcez.
Esta vez entramos desde Biña por el camino que ya vimos y que nos habría evitado la pinchuda parte superior. Guardo un cuaderno con una simple anotación:
Probamos entrando por el cauce, claro, pero la espesura del matorral nos desanimó y nos buscamos una salida como pudimos.
Este es el barranco en su cruce con el camino. Como se puede ver, esta primera parte desanima a cualquiera. No es de extrañar que nos saliéramos.
UNA SEGUNDA VEZ
Para esta ocasión decidimos observarlo todo desde la otra vertiente del río. El 16 de febrero de 1990 estuvimos por la Sierra de Rufas recorriendo pistas y cortafuegos. Era un día primaveral, todos los almendros estaban florecidos. Volvimos optimistas, apunté en la agenda: "bien, vuelve la fé".
LA DEFINITIVA
A los pocos días, el 28 de febrero de 1990, Fernando Biarge y Enrique Salamero efectuamos el primer descenso del Barranco Cerrigüelo. O lo que es lo mismo, ese día acertamos con la entrada.
Los intentos merecieron la pena. El final era muy bonito. Cierto que también es muy corto, pero hacía tiempo que ya sabíamos que no todo es Gorgas Negras y que lo precioso a menudo se ofrece en cuentagotas.
Ese mismo día dibujé este croquis.
La flecha negra señala la ermita de la Virgen de Biña. El punto rosa es el Barranco Biña, el punto rojo el Barranco Cerrigüelo y el punto naranja el lugar desde donde bajamos al cauce.
EL BARRANCO BIÑA
Para el retorno hicimos algo original que habíamos planeado unos días antes: volvimos remontando el Barranco Biña. Confiábamos en poder salir. Algo aventurado, es verdad, un resalte del cauce o un escarpe lateral, podían dar al traste. Pero, ya lo decía Virgilio, "audaces fortuna iuvat".
Por supuesto que no era una primera, pese a lo que escribí en la agenda. Y encontramos un pequeño sendero, ¡menos mal! ya que el entorno es complicado y vestido.
Nos salió todo redondo. Paramos a comer en un tranquilo lugar.
El croquis lo dibujé al día siguiente.
LOS OTROS AFLUENTES DEL BALCEZ
Con Cerrigüelo y Biña cerramos el capítulo de los barrancos de Balcez que nos parecían interesantes. Ciertamente hay otros pero los juzgamos o menores o sin interés deportivo.
Con el paso de los años Eduardo Gómez bajó los pequeñitos del tramo inferior (afluentes de Fondo y otros menores aguas abajo). Mi amigo René Bouyal, al que siempre le han gustado los lugares inhóspitos, se atrevió en 1996 y 2008 con dos afluentes del Balcez superior, cosechando ramas y pinchos (eso si, también gran paisaje y soledad). Y mira por donde, uno de los más visibles desde lejos, el que baja del Castillo os Santos, fue Luis Mariano Mateos, otro buen explorador, quien ya lo bajó, y en solitario, hace mucho tiempo.
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