martes, 4 de noviembre de 2014

25 AÑOS. SAN CHINÉS

Tantas veces visitando Vadiello desde bien pequeños. Tantas veces yendo a pasear, a escalar. ¿Acaso no nos dábamos cuenta de que semejante mole de conglomerado delante nuestro era precisamente eso: conglomerado? Y los afluentes del Balcez que ya conocíamos ¿acaso no estaban excavados en esta misma roca?.
Ahora, ya sabiéndolo, todo parece muy evidente. Pero entonces el paisaje no lo teníamos tan detalladamente dibujado en nuestra cabeza. Desde pequeños las montañas empezaron siendo cosas grandes, luego cimas que subir, más tarde relieves que escalar. Ya lo he comentado en alguna otra entrada: unos por "a" y otros por "b" nos fuimos dando cuenta de que además de hacia arriba podíamos mirar hacia abajo. Tardamos un tiempo en mirar el monte sabiendo que entre medio de los montes y las cuevas hay algo más. Y no son prados con vacas.

El hecho escueto es que toda nuestra campaña de aperturas en Vadiello se la debemos a nuestro amigo Chema Fácil. De un día para otro nos dijo de repente que había estado aguas arriba de Vadiello y había visto un montón de buenos barrancos. Casi nada lo del ojo!. Poco tardamos en coger la pista que del refugio de Peña Guara lleva a Santa Eulalia. Lo que vimos...


Esta es la cara sur del imponente macizo conocido como Ligüerre, rodeado por los abismos de los Mallos de Lazas.
El punto rojo señala el primero de los barrancos que descendimos: San Chinés.

Esto es lo que dice mi agenda de aquellos días:



Hace justo 25 años Ramón Bitrián y Enrique Salamero efectuamos el primer descenso del Barranco de San Chinés. No teníamos ni idea de como se llamaba, ni siquiera si tenía nombre. Le pusimos el de la ermita homónima que se encuentra más o menos en frente. Años después el señor Angel Lera, de Santolaria (Santa Eulalia la Mayor), me explicó parte de la toponimia de la zona y así nuestro barranco retomó su tradicional denominación: Barranco d'Aliana.


El señor Angel Lera.

Fue un verdadero descubrimiento para nosotros, nos abrió considerablemente los ojos y nos los pasamos fenomenal (siempre nos lo pasábamos bien abriendo barrancos).
Procuramos darnos prisa ya que en seguida vimos que se trataba de una ranura con perfil de escalera continua. No dábamos dos pasos y ya aparecía el siguiente resalte. Solución: destrepamos todo lo que pudimos y rapelamos encadenando el máximo posible de resaltes (con posterioridad hemos comprendido que haya aumentado el número de estos últimos). Aún con todo, estuvimos un buen rato.
Nos aproximamos desde la pista de Cuello Bail y cruzamos por los Pepes (Mallos d'Aliana). De vuelta no bajamos el Barranco de Isarre sino que subimos hacia la pista cercana a la ermita donde Fernando volvía a esperarnos.
Y sí, tal como dice la agenda, Antonio Ubieto no pudo venir al final porque tenía dentista. Será posible, un ochomilista como él va y se pierde esto. Vamos!


En estas fotos vemos el barranco de frente y de lado. Curiosa diferencia de perspectivas.
El punto rojo señala el inicio. Nosotros entramos por la izquierda (línea discontinua roja y a) y ya nos dejó un poco moscas la evidente canal que se ve a la derecha (doble flecha naranja y b). Siempre me ha dado una impresión de extrañeza la configuración de este lugar. Sigo pensando que esa estrecha canal, que bajaron años después unos chicos de Zaragoza, es una cabecera compartida con la cortísima grieta por la que entramos nosotros.

Este es el croquis que dibujé poco después.

Esta entrada debería de llevar el subtítulo de "Bienvenidos al Conglomerado". Desde ese día y hasta el 20 de febrero siguiente efectuamos seis nuevos primeros descensos en esta zona de Vadiello-San Cosme, ya los iremos reseñando. Todos en esta misma clase de roca. Recuerdo perfectamente como, paseando por las calles de Huesca, miraba las piedras de los adoquines pensando cual sería la más apropiada para meter un spit. Tal era el número de rápeles que instalábamos y la necesidad de encontrar un buen "bolo" que aguantara.


Estos son algunos de los bonitos adoquines de la calle Moya a día de hoy. Son de los pocos que quedan y poco van a durar...

Al Barranco d'Aliana (San Chinés) he vuelto varias veces más, pero recuerdo dos en particular:

La primera fue al año siguiente, el 4 de marzo de 1990. Vino Fernando y parte de la familia Zindel con la que guardo mucha amistad.
Ese día nos decidimos a continuar por el Barranco de Isarre. Nos pareció muy curioso pero nunca llegamos a creer que se tratara de una primera, por la zona siempre ha habido excursionistas y el barranco no es difícil.



La segunda es mucho más posterior, el 27 de octubre de 2002. Se trató de una salida conjunta que realizamos los clubes Peña Guara de Huesca y Pirineos de Zaragoza. Íbamos un número considerable de participantes, una veintena. Planificamos bien cómo funcionar y lo que parecía poder ser inacabable terminó por convertirse en un éxito de eficacia y horario.

En el día de hoy, cuando publico esta entrada, no bajaríamos San Chinés. Lluvia y cielo cubierto. Pero en fin, pensándolo bien no es obstáculo mayor. Cuando recuerdo la apertura de Lazas..., pero este es para la semana que viene.

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