Moncayo.
Hoy hemos subido al Cerro San Miguel (2314 m), la cota más alta de la montaña.
Así lo hemos visto a las 11 de la mañana. Mucho, mucho viento. Nos recibe como es.
Dudamos por dentro, pero vamos insistiendo y así el aire se ha vuelto repentinamente algo clemente, a cambio de envolvernos en nubes. Cederemos el paisaje deseado por una travesía ártica.
Y así hemos llegado a la cima.
De vuelta, para recordárnoslo, las piedras nos han enseñado sencilla y llanamente su costumbre.
Nosotros, tranquilos y seguros, hemos seguido perdiendo altura.
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